Todos aquellos que consideran que la religión es el camino, y todos aquellos que consideran que en realidad es el opio del pueblo; recordarán que para finalizar el siglo XX, el entonces papa el polaco Karol Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II declaró que el infierno no es un lugar, sino una situación de alguien que se ha alejado de Dios. Es decir que ni el infierno ni el cielo tenían ubicación física, que más bien se trata de un estado mental, de una citación subjetiva que depende de la cercanía con Dios, de forma tal que el infierno no es el lugar donde siempre hay llamas incandescentes, látigos y horripilantes demonios con patas de cabra. Sino sólo personas como muchos de nosotros que decidimos cerrarnos a Dios.
Pues bueno esta semana en Roma, el papa Ratzinger dijo que ni madres, que el infierno SI existe y que está lleno de un chingo de pecadores. Que las ideas de Juan Pablo II distaban mucho de ser las enseñanzas de Jesucristo. Comentó que la cuaresma es tiempo de acogimiento, que no sólo es cuestión de ayunar, sino que se trataba de sacrificarse, de entrar en situaciones insólitas para nuestra pecaminosa vida cotidiana.
La salvación no es automática “no todos estaremos presentes en el banquete en el paraíso” muchos tendremos que, según Ratzinger, pasar por la purificación.
Juan Pablo II defendía la idea de que las imágenes a las que estamos acostumbrados del infierno no son reales y, deben ser sometidas a una correcta interpretación. Esa situación de sufrimiento perenne, la neta es la metáfora de lo frustrados que estaríamos si nos alejáramos o nos vaciáramos de Dios, que es manantial de alegría y vida.
Ratzinger o Benedicto XVI dice que nel, que las sagradas escrituras son clarísimas, que la iglesia afirma y sostiene que hay infierno y que también hay eternidad. Las almas que mueren en pecado mortal descienden a los infiernos sin miramientos e inmediatamente después de morir.
Para algunos las declaraciones de Benedicto XVI son el símbolo inequívoco del retroceso en la iglesia, piensan que es el primer paso para que la iglesia se vuelva a convertir en la institución intolerante y represora que fue antes.
Sólo falta que las misas sean de espaldas a la congregación y, en latín como por cierto ya lo hizo este señor el 13 de Enero.
Por lo pronto señores y señoras mías, se acabó lo que se daba, a portarse bien, llevamos las de perder, gobierno mocho, rector mocho, el papá retrógrado,… tssss….. a ver que sale….
Lo único que me alivia es pensar que Ratzinger puede no estar equivocado y que el cerdo de Maciel está en el infierno.
1 comentario:
Me gusta más la idea de Juan Pablo II, qepd.
Digo... si aceptó la evolución como un "plan de Dios", creo que valía la pena considerar sus opiniones sobre muchas cosas.
Hasta ahora me llega el impacto de la misa en latín y de espaldas.
Yo soy católica por bautismo, pero no profeso.
De cualquier manera, he hecho cosas que me podrían ganar el infierno.
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