Me asaltan unas ganas de terribles
de golpear y ser golpeado. Un tipejo como yo peleando con un cholo tatuado,
unos golpes en la cabeza con el puño, narices ensangrentadas, ojos rojos. A
nadie le extrañaría que un día te partan la madre –me dijo-
Está
bien, pensé, en el fondo lo merezco, he destruido tanto que sí, va. Que tanto
son unos litros de sangre para los ríos de lágrimas que he causado, algunos he
de aceptarlo, con ganas de verlxs llorar, pero los más por actos inconscientes,
viajes lejanos por largos periodos, palabras sueltas al aire como quien dice –vida-
pero quiere decir muerte.
Si
me pegan me voy a quitar los lentes, podré el reloj en una esquina y me lanzaré
gustoso a la batalla. Hay tanto coraje acumulado, está desde Galeano (todos lxs
galeanos) hasta las rupturas de las que fui testigo, canciones dedicadas,
autobuses que se alejan, aviones que parten. Fumar en el área para fumadores
patrocinado por Lucky Strike en munich nomás por el gusto de no comer, marearse
como borracho, vomitar saldeuvas
Por cierto ¿dónde carajos es
bali? ¿Qué mierdas es eso de la
fenomenología del espíritu?
Y si mejor canto una de Antonio Aguilar?
Y si dejo todo y me transformo en
el piporro? Imposible, no soy atractivo y tampoco tengo el don de la voz,
canto, diría mi madre, horrible pero con muchos sentimientos.
¡pero como vendo cassetes!
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